Ingredientes

1 ½ tazas de harina de trigo
½ taza de fécula de maíz
1 cucharadita de polvo para hornear
3 barras de mantequilla con sal, suavizada
1 taza de azúcar pulverizado
1 limón amarillo, rallar la cáscara y conservar el jugo
8 huevos, separados
¼ taza de azúcar
2 cucharadas de jugo de limón amarillo (1 limón)
½ taza de azúcar pulverizado

Instrucciones

1.Calentar el horno a 180 grados centígrados y engrasar un molde para pastel desmontable.
2.Para el pastel: Colocar la mantequilla, el azúcar pulverizado, y la ralladura del limón en el bowl de la batidora con el aditamento de pala y batir hasta cremar aproximadamente 5 minutos.
3.Agregar las yemas de huevo una por una y batir hasta incorporarlas todas. Reservar la mezcla en un bowl grande y regresar el bowl a la batidora.
4.Cambiar al aditamento de globo y batir las claras a punto de nieve. Agregar el azúcar poco a poco y seguir batiendo hasta tener las claras a punto de turrón.
5.Agregar una tercera parte de las claras a la mezcla de yemas y envolver usando una espátula de silicón. Repetir hasta envolver todas las claras. Mezclar la harina con la fécula de maíz y el polvo para hornear y agregar a la mezcla de huevo, envolviendo con cuidado para no sacar el aire de la masa.
6.Vaciar la masa al molde y hornear por aproximadamente 45 minutos o hasta que al meter un palillo este salga limpio. Sacar del horno y dejar enfriar a temperatura ambiente antes de desmoldar.
7.Para el jarabe: Mezclar el jugo de limón con el azúcar pulverizado en un bowl y batir hasta que la mezcla esté libre de grumos y el azúcar disuelta.
8.Barnizar con el jarabe el pastel usando una brocha. Rebanar y servir.

El pastel de limón o pay o tarta de limón (el inglés: lemon pie) es un postre de origen británico naturalmente. Como es costumbre con todo lo bueno comienza a salir de la isla y aterriza con su aroma en la repostería de los Estados Unidos, extendiéndose luego a muchos otros países del mundo, especialmente a los latinoamericanos. Ya es tal su fama que en las casas de los mexicanos es muy habitual preparar y comer por las tardes un delicioso pastel de limón, acompañado de café o de té. ¡Riquísimo!

Comer un pastel de limón es similar a reírse alegre y espontáneamente, platicar a garganta abierta y compartir momentos únicos con las personas que aprecias.  Es también enamorarse de la vida, jugar a convivir y asombrarse, ya que el sabor de este pastel es muy particular y cautivador. Un sutil encuentro con la gracia y la juventud, una regeneración del espíritu a través del limón condensado, la harina y el huevo hecho una belleza combinada. ¡Imperdible hasta como desayuno!

 

 

 

 

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