Ingredientes

1 taza de piloncillo rallado o azúcar mascabado
½ taza de yogurt natural (sin azúcar ni endulzantes)
1 cucharadita de canela en polvo
4 huevos
1 barra de mantequilla con sal, suavizada
2 tazas de harina integral
2 cucharaditas de polvo para hornear
¼ cucharadita de sal en grano
1.5 tazas de zanahoria rallada
1 taza de nuez picada

Instrucciones

1.Calentar el horno a 180 grados centígrados y engrasar un molde para panqué rectangular con un poco de mantequilla.
2.Colocar el huevo, el yogurt, la mantequilla, el piloncillo o azúcar, y la canela en el vaso de la licuadora. Licuar bien.
3.En un bowl mediano, colocar la harina y mezclarla con el polvo para hornear y la sal usando un batidor globo. Agregar la mezcla de la licuadora y batir bien hasta que todo esté incorporado y no queden grumos.
4.Agregar la zanahoria y la nuez a la mezcla de masa y batir bien. Vaciar la mezcla a un molde usando una espátula de silicón para que no quede nada en el bowl. Hornear el pan por 30-40 minutos en el horno o hasta que al meter un palillo, éste salga limpio.
5.Sacar del horno y dejar enfriar a temperatura ambiente. Desmoldar, rebanar y servir.

La receta del pan de zanahoria tiene su origen en la Edad Media en Europa y es muy similar al “pastel de zanahoria”, teniendo solo algunas variaciones. En aquellos tiempos había la costumbre de utilizar calabaza, zanahoria y remolacha, verduras excepcionalmente dulces, como endulzantes en la cocina. También la miel y el azúcar blanco se usaban, pero estaba al alcance de las clases pudientes y los conventos. Mucho tiempo después, los inmigrantes la llevaron a Estados Unidos y como efecto la popularidad del pastel de zanahoria resurgió probablemente en el Reino Unido debido al racionamiento durante la Segunda Guerra Mundial.

Sea con piloncillo rallado o azúcar mascabado, el sabor es único, en su punto y sutil. Se dice que a un postre se le mide por su azúcar, aunque no en todos los casos aplica, ya que el provoca un enamoramiento total en cuando se le mira: su consistencia atrae, la forma seduce. Y llevar todo eso a la boca, ¡wowww, trasciende los límites! Si se piensa que este postre es un lujo, no es cierto, es una necesidad del paladar para cada momento.

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