Estas galletas son británicas de origen, tienen toda la cepa y la tradición indica que se deben acompañar con el delicioso té. Fue en el siglo XIX cuando a la Duquesa de Bedfore se le ocurrió que era importante tomar un aperitivo entre el almuerzo —en México lo conocemos como “comida”— y la cena. Entonces solicitó que su té estuviera acompañado de galletas. Como ella tenía una alta posición en la sociedad, este acto pronto hizo eco y se popularizó entre sus amistades y, posteriormente, en la población.
Desde que comienzas a masticar estas suculentas galletas todo va cobrando sentido: el momento y las palabras. Porque acompañar unas galletas con tu bebida preferida es darte ese tiempo perfecto para estar en paz y volver el instante inolvidable. Como si tus ojos atraparan lo que miras y se resume en el acto de llevar la galleta de mantequilla a la boca y dejar que suceda la gloria, la sorpresa de amar el sabor dulce y hacer que tu cerebro disfrute la algarabía.
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