Como dato importante, la palabra crepa se deriva del latín “crispus”, cuyo significado es “crespo”. En su origen se remonta este delicioso postre a cuando un chef probó una salsa que a su parecer tenía un buen sabor. Entonces él decidió hacer crepas dulces con dicha salsa y ofrecer ese postre al príncipe, en este caso Eduardo VII, a quien el postre fue de su agrado. Al preguntar el nombre del aperitivo el chef dijo: “crepe princesse”. De ahí se deriva que, a petición del príncipe, las Crepas Suzette nacen como consecuencia del nombre que una niña tenía entre los invitados (Suzette) la vez que probó la suculenta crepa.
Podría decirse que para nosotros los mexicanos el sabor de contraste en un solo platillo es esencial. Con las crepas dulces sucede eso, porque a pesar que predomina la dulzura en cuanto sentimos en el paladar el exquisito sabor, hay una pizca saladita que le da un tono muy especial, como si estuviera rodando de nuestra boca hasta el estómago el matiz poderoso de su consistencia. ¡Es Maravilloso! No hay como una buena crepa en medio de la tarde, acompañándola con una bebida suave para que la crepa predomine en su sabor.
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